[11/01/2020] Plumas de colores

Ya he mencionado antes que no he practicado mucho la poesía. Me gusta bastante leerla, aunque no de forma habitual. Normalmente lo que disfruto más cuando leo un texto son las historias que cuentan, los mundos que presentan, las personas que aparecen en ellos y que evolucionan y experimentan esas maravillas. Y por lo general la poesía no suele trabajar ese tipo de cosas. Suele ser breve, directa. No da mucho tiempo a presentar lugares desconocidos, ni a dar mucho recorrido a los personajes. De ahí la escasa relación que he tenido con ella en el pasado. Eso cambió con el primer club de escritura al que asistí y algún micrófono abierto en el que estuve de oyente.

Mi profesora escribe un tipo de estilo que me llamó muchísimo la atención, que es prosa poética. Además lo hacía maravillosamente bien. Me dio curiosidad e hice algún intento. No me fue mal del todo. Aunque tampoco es un estilo que pueda usarse para textos muy largos, me pareció que le daba belleza a los escritos. Una cosa que no me gusta demasiado de muchas obras de literatura fantástica, es que por lo general no dan importancia a la belleza o estilo del texto. Se centran más en esos aspectos que a mí más me atraían: historia, mundo y personajes. Sin embargo, cuando las lees, casi nunca puedes decir que el estilo sea bello. Salvo contadas excepciones. Una de ellas es la de mi autora favorita: Ursula K. Le Guin.

Los mundos que Ursula crea son maravillosos, con personajes muy particulares y llenos de complejidad; y, aunque es cierto que las historias no suele ser lo más importante en sus obras, el texto es pura belleza. Además, tiene una gran naturalidad, con lo que no parece sobrecargado en absoluto (como si pasa en otras obras de naturaleza más poética). Ella representa el 80% de lo que me gustaría alcanzar en la escritura. Y una de las habilidades que necesitaría adquirir para alcanzar esa meta imposible sería desarrollar una escritura con un estilo mejor, más bello, que no se limite solo a contar una historia, si no que lo haga de un modo bonito, a la vez que natural.

Como hay que andar antes de correr, empecé ciertas incursiones en el terreno de la poesía. Este de aquí creo que fue el primer intento que hice de una “poesía”. No sé si tiene derecho a llamarse así, ni siquiera entre comillas. No tiene ningún tipo de rima o métrica típica. De cualquier forma la etiqueta que se le ponga me importa bien poco. A mí solo me preocupaba el estilo, que la verdad me gustó como quedó. Espero que lo disfrutes.


Siete plumas fueron arrastradas por la tormenta.

Roja fue la marca sobre la mejilla. Más rojas fueron las palabras que la siguieron. Lazos que estallan y avivan una llama implacable Quemando carne y alma por igual.

Amarillo es el pan duro sobre la mesa. Amarillos, los ojos codiciosos que vigilan una cancela dorada. Amarilla es ciertamente la llave, casualmente extraviada. Excusa frente a una horda de manos suplicantes.

Sombras azules bajo ojos cerrados Conjuran el peso del mundo sobre unos hombros exhaustos. Y un rayo de luz que entre almohadones Convierte al olvido en deseable.

Cristales rosas guían la mirada y llenan de certeza. De los labios de su amor solo salen elogios y de sus manos caricias, Su única compañía en una mansión de terciopelo. Jamás renunciará a ellos. Son elogios y caricias. Sólo elogios y caricias.

Verde es el reflejo marchito que aparenta grandeza. Marchitan y marchitándose los que tratan de alcanzarlo. Promesas y sueños rotos se intuyen tras un telón esmeralda donde actores y público, se conducen de la mano hacia el abismo.

De ropajes naranjas cubría su cuerpo entre la multitud con ansia de reconocer y no ser reconocido. La verdad secuestrada por manos anaranjadas, el naranja manejado por mentes iluminadas.

El elixir violeta que lo cambia todo, sutura cicatrices con manos púrpuras, su única exigencia tu devoción. Nunca más sentir debilidad, soledad o incertidumbre. Nunca más sentir, nunca más necesitar. Nada más, nunca más.

Y de sus cenizas nacen las siete más oscuras, Heraldos de miedo y lágrimas, lo consumen todo. Del arcoíris nacido al final de la tempestad hacen su víctima, pero las contamina. Y heridas caen al suelo, donde esperarán a que el viento se levante de nuevo.


#cutrepoesia #maquinadeltiempo

[Escrito por Alma]